Obama fracasa en la búsqueda de más aliados para atacar Siria

Obama fracasa en la búsqueda de más aliados para atacar Siria

Obama fracasa en la búsqueda de más aliados para atacar Siria

El presidente estadounidense, Barack Obama, fracasó en su principal objetivo en la cumbre del G20 que terminó hoy en San Petersburgo: buscar más aliados para un ataque contra el régimen sirio en represalia por su presunto uso de armas químicas. Su traspié puede cambiar el curso de la crisis.

Divididos entre la vía militar impulsada por Washington y el tajante rechazo del presidente ruso y anfitrión de la cumbre, Vladimir Putin, los líderes del G20 fueron incapaces de alcanzar un acuerdo para frenar el drama humanitario en Siria y evitar la escalada de una guerra con consecuencias aún imprevisibles.

Ni siquiera una última reunión cara a cara entre Putin y Obama sirvió hoy para acercar posiciones. “Nos entendemos mutuamente, nos escuchamos mutuamente, pero no estamos de acuerdo”, comentó el ruso tras la bilateral de 20 minutos.

El hecho de que la cumbre del G20 no lograra desatascar la situación exasperó a líderes como el italiano Enrico Letta, que calificó de “dolorosa” la falta de acuerdo, y a organismos humanitarios como Oxfam, que denunciaron “una ocasión perdida”. Pero la falta de movimiento es en la práctica una derrota de Obama.

Durante los dos días de cumbre y sobre todo en la larga cena del jueves, que se extendió hasta después de medianoche, la Unión Europea (UE) y la mayoría de países emergentes como Brasil, India o Argentina insistieron en la vía diplomática y se distanciaron de un ataque.

El propio Obama resumió la situación dentro del G20: los jefes de Estado y de gobierno del grupo están de acuerdo en que se usaron armas químicas en el ataque que dejó más de mil muertos el 21 de agosto en las afueras de Damasco y la mayoría cree que el presidente Bashar al Assad fue el responsable.

Sin embargo, el grupo sigue dividido en cómo responder esa agresión y en el papel que debe desempeñar la ONU. En términos concretos, Obama no consiguió ningún nuevo aliado internacional para un ataque militar después de dos días en San Petersburgo.

“Respetamos los llamados recientes a la acción, pero necesitamos avanzar en un proceso en la ONU”, dijo el presidente del Consejo Europeo, Hermann Van Rompuy, junto al presidente de la Comisión, Jose Manuel Durao Barroso.

La mayoría de europeos comparte esa visión, en un consenso que contrasta con la división que provocó en Europa la guerra de Irak en 2003. A un ataque estadounidense sólo se uniría por ahora el Ejército francés entre los europeos, aunque el presidente François Hollande matizó hoy que esperará el informe de los inspectores de la ONU sobre Siria antes de cualquier decisión.

Dentro del G20, también Canadá, Australia, y Turquía se plegarían actualmente a la misión. Un grupo de diez países, entre ellos Francia, Reino Unido y España, firmó un comunicado pidiendo que el ataque no quede impune y apoyando el esfuerzo internacional por impedir el uso de armas químicas, pero no especificó si se plegaría a una misión militar e insistió en pedir el informe de la ONU.

El ataque parece en cualquier caso una posibilidad más difusa que hace pocas semanas, cuando se presentaba inminente.

A la espera de que el Congreso estadounidense vote a partir del lunes si autoriza una misión, Obama dispone de dos opciones principales.

La primera es seguir “enfriando” el conflicto al ritmo de la comunidad internacional y mantenerlo por la vía diplomática, lo que implica esperar en primer término el informe de inspectores de la ONU que pruebe de forma inequívoca el uso de armas químicas. La segunda opción es atacar con el aval del Congreso y poco apoyo internacional.

El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Ben Rhodes, pareció más cerca de la primera al asegurar hoy que Washington y Moscú “tienen el deber de colaborar” en el marco de una nueva conferencia sobre Siria en Ginebra.

Obama podría aclarar más el panorama el próximo martes, cuando dirigirá un mensaje televisado a la nación sobre la crisis en Siria.

San Petersburgo DPA

 

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