¿Por qué busca Corea del Norte la confrontación?

El acuerdo de 1953 puso fin de hecho a la guerra civil entre ambos países, aunque técnicamente la península todavía sigue en guerra, ya que nunca llegó a firmarse un tratado de paz.

Sesenta años después del final de guerra coreana, librada de 1950 a 1953, el conflicto aún no resuelto entre ambas partes de la península vuelve a reavivarse. Mientras en Corea del Sur se preparan para conmemorar el aniversario del armisticio firmado el 27 de julio de hace seis décadas, el polvorín coreano podría volver a estallar.

En medio del actual aumento de tensiones con Corea del Sur y Estados Unidos, Pyongyang dio por terminado el tratado de armisticio y se declaró en “estado de guerra” respecto al sur. El acuerdo de 1953 puso fin de hecho a la guerra civil entre ambos países, aunque técnicamente la península todavía sigue en guerra, ya que nunca llegó a firmarse un tratado de paz.

¿De dónde proviene la enemistad de la península coreana, que cada día, con cada amenaza se hace más patente? Un vistazo a la historia de la región muestra cómo la Guerra Fría sigue impregnando las relaciones entre Corea del Norte y del Sur y convierte en enemigos a las dos partes del antiguo imperio.

En la actualidad, ambos estados no pueden ser más diferentes. El sur, anteriormente pobre, se ha desarrollado con esfuerzo hasta convertirse en una nación próspera con una sociedad libre, que puede contar con el apoyo de Estados Unidos en la disputa con su vecino comunista. Por el contrario, Corea del Norte, que cuenta con una relativa riqueza en recursos minerales, se empobreció tremendamente bajo los dictadores comunistas, armándose fuertemente pero aislándose del resto del mundo. Incluso su tradicional aliado, China, se está distanciando cada vez más.

El conflicto entre el norte y el sur se remonta al final de la Segunda Guerra Mundial. Tras el conflicto, el país fue dividido en dos partes. En el norte entraron tropas soviéticas mientras que en el sur se estacionaron soldados estadounidenses. Antes de ese momento, la mayor parte de la península perteneció durante siglos a un imperio unido fuertemente por una misma lengua y cultura. La única fractura reciente anterior se produjo durante la ocupación de Japón de la península, entre 1910 y la capitulación de Tokio, en 1945.

En septiembre de 1948 en el norte se proclamó la República Democrática Popular de Corea. Apenas dos años más tarde, la nación comunista invadió a su vecino del sur, de orientación occidental. La lucha de sistemas desembocó en la guerra de Corea, en la que en tres años murieron unos 3,5 millones de personas, según las estimaciones, profundizando además la enemistad entre ambos países.

En la guerra de Corea se enfrentaron también las ideologías imperantes en el exterior. Por un lado, las fuerzas de Naciones Unidas, lideradas por Estados Unidos, mientras que los soldados norcoreanos recibieron el apoyo de tropas chinas. Desde el fin de la guerra, el paralelo 38 divide a la península, al igual que el Telón de Acero dividió Europa. Cientos de miles de soldados de ambos Ejércitos están desplegados en la actualidad a lo largo de esa línea.

Corea del Sur ganó en las últimas décadas cada vez más confianza en sí misma en la confrontación por el norte. Y mientras, Corea del Norte siguió aumentando su arsenal en medio de las hambrunas que sufre su pueblo.

Pyongyang mantiene en vilo desde hace años con su programa atómico a la comunidad internacional, que intenta controlar mediante sanciones al régimen comunista. Pero Corea del Norte sigue la confrontación, por última vez con el test nuclear que llevó a cabo en febrero, una demostración de fuerza del nuevo líder del país, Kim Jong-un. Desde entonces, Pyongyang no ha dejado de elevar su retórica belicosa, como si las armas atómicas fueran su única posibilidad de asegurar la pervivencia del régimen frente a un vecino económicamente superior.

DPA

 

 

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