Papa Francisco celebra primer Ángelus ante cien mil personas

 

El papa Francisco rezó este domingo su primer Ángelus, en el que insistió en la necesidad de misericordia, ante por lo menos cien mil emocionados fieles que lo aclamaron en la Plaza de San Pablo.

Papa Francisco celebra primer Ángelus ante cien mil personas

CIUDAD DEL VATICANO.-“Hermanos y hermanos, buenos días”, fueron las primeras palabras del primer papa latinoamericano de la historia, vestido con sotana blanca y llevando una cruz de hierro, mientras los congregados agitaban banderas de todos los países en la inmensa explanada situada en el corazón del Vaticano.

“Para nosotros, cristianos, es importante encontrarnos todos los domingos, saludarnos, hablarnos en una plaza que, gracias a los medios de comunicación, tiene las dimensiones del mundo”, dijo el argentino Jorge Bergoglio, que eligió llamarse Francisco para ejercer su pontificado.

“Dios perdona siempre y tiene misericordia para todos”, e insistió: Dios “nunca se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón”.

“Saludo cordialmente a todos los peregrinos y les doy las gracias por su acogida”, destacó, recibiendo una nueva ovación.

El Papa volvió a pedir a los fieles que rezaran por él, como ya hizo el miércoles tras ser proclamado pontífice, y terminó deseando “buen domingo y buena comida”, con la sencillez que caracteriza los primeros días de su pontificado al frente de la Iglesia católica.

Antes, el papa Francisco había celebrado una multitudinaria misa en una pequeña iglesia del Vaticano y saludado personalmente a los centenares de personas que se agolpaban a la salida con gritos de “¡Viva el Papa!”.

Rompiendo una vez más el protocolo, el Papa argentino se acercó a las barreras que marcan la frontera del Vaticano y saludó a los cientos de personas, entre ellas muchos latinoamericanos, que le esperaban gritando “¡Francisco, Francisco!”.

En su homilía, el Papa recordó que Jesús “nunca se cansa de perdonar” a los pecadores. Al final de la ceremonia, le dio las gracias al fundador del Liceo Jubilar Juan Pablo II de Uruguay, que estaba en el templo, por su trabajo para educar a los adolescentes de la calle.

Decenas de miles de fieles, turistas y curiosos asistieron ya el pasado miércoles a su presentación en el balcón de la basílica de San Pedro, donde fueron conquistados por la naturalidad de este austero Papa llegado “del fin del mundo”, como él mismo dijo. Jorge Bergoglio, de 76 años, que eligió llamarse Francisco en homenaje al santo de los pobres San Francisco de Asís, les habló con espontaneidad y familiaridad, e incluso les pidió un minuto de silencio para que rezaran por él antes de impartir su bendición.

Desde entonces, el primer Papa latinoamericano de la historia ha sorprendido improvisando con sentido del humor, saltándose el guión y saludando afectuosamente a la gente que se cruzaba en su camino, lo que ha sido interpretado como el comienzo de una nueva era para una Iglesia desacreditada por varios escándalos.

Este nuevo estilo de dirigir la institución quedó patente el sábado en su multitudinario primer encuentro con la prensa internacional, con la que bromeó sobre la cantidad de trabajo que los reporteros habían tenido desde el anuncio de la sorprendente renuncia de su predecesor, Benedicto XVI, el 11 de febrero.

Tras las palabras, todo el mundo espera ahora las primeras acciones de este Papa que dice querer “una Iglesia pobre y para los pobres”.

Una de las primeras reformas que debería llevar a cabo Francisco es la de la Curia romana, el gobierno de la Iglesia, criticado por su opacidad y su centralismo. El Papa confirmó “provisionalmente” a los responsables de todos los dicasterios, los “ministerios” de la Iglesia católica, para “reservarse cierto tiempo” antes de tomar una decisión sobre los cargos, anunció el Vaticano en un comunicado.

Los expertos creen que Francisco postergará este asunto, que fue tratado en las congregaciones previas al cónclave, hasta pasada la Semana Santa, el momento más intenso del año para un Papa.

Hasta entonces, su agenda empieza a estar cargada. El lunes, recibirá a la presidenta argentina, Cristina Kirchner, con quien tiene relaciones tensas desde la legalización del matrimonio homosexual en su país. El encuentro se realizará en la Casa Santa Marta, su residencia hasta que termine la reforma del apartamento pontificio.

El martes, se celebrará la solemne misa de inauguración de su pontificado en la Basílica de San Pedro, donde el papa Francisco recibirá su anillo de Pescador ante numerosos peregrinos y mandatarios de todo el mundo. Las autoridades romanas esperan la llegada de un millón de personas a la ciudad, donde ya se venden los primeros ‘souvenirs’ con la imagen de Francisco.

El 23 de marzo, víspera del Domingo de Ramos, el Papa visitará a Benedicto XVI, con quien compartirá un almuerzo en Castelgandolfo, la residencia papal situada cercana a Roma donde el papa emérito se instaló temporalmente desde que hizo efectiva su renuncia el pasado 28 de febrero.

AFP

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